La clorhexidina se considera como el antiséptico ‘gold standard’ por su acción antiplaca y antigingivitis superior a la del resto de antisépticos que existen. Las formas de presentación suelen ser colutorios, geles, sprays y barnices principalmente.
Tiene efecto bactericida a altas concentraciones y bacteriostático en bajas, y además posee una alta sustantividad, lo que le permite seguir actuando durante varias horas. Además, no induce resistencias bacterianas, ni permite el desarrollo de infecciones oportunistas durante el tratamiento a largo plazo.
Los principales usos que se dan a la clorhexidina en el ámbito odontológico son: como coadyuvante en el tratamiento de las enfermedades periodontales y periimplantarias, para la irrigación y la desinfección de los canales radiculares en procedimientos endodónticos, y para el control químico del biofilm en periodos postquirúrgicos donde no es posible realizar la higiene oral mecánica de forma adecuada.
Existen otras muchas situaciones en que puede ser utilizada, y que se explican a continuación en este artículo.