Las enfermedades periodontales, gingivitis y periodontitis, son un conjunto de enfermedades generalmente crónicas y de tipo infeccioso-inflamatorio, que se localizan en los tejidos de soporte del diente y que pueden acabar por destruir esos tejidos y por último causar la pérdida dental.
La causa principal es el acúmulo de placa dental o biofilm, una compleja organización microbiana, en el exterior y sobretodo en el interior de las encías. Las bacterias que se encuentran en el biofilm ejercen un daño directo e indirecto sobre los tejidos en que se asientan. De forma directa, los microorganismos más agresivos producen sustancias que dañan los tejidos como enzimas tipo colagenasas que degradan el colágeno. De forma indirecta, provocan una respuesta inflamatoria e inmune, innata y adaptada respectivamente, que se traduce en la liberación de compuestos inflamatorios que también pueden acabar por destruir los tejidos.
Del mismo modo, se puede ejercer ese daño en otros tejidos del cuerpo que se encuentran a distancia. El mecanismo para ello es de dos tipos: por un lado se produciría una bacteriemia que hace que los microorganismos y/o sus productos pasen al torrente sanguíneo y puedan desplazarse a otros lugares del cuerpo. Una vez allí, pueden provocar una respuesta inflamatoria similar a la que se origina en las encías y la consiguiente producción de compuestos mediadores de inflamación. El otro mecanismo consistiría en que los mediadores inflamatorios que se producen a nivel gingival, viajen también por el torrente sanguíneo y puedan llegar a otros tejidos, o que el mismo hígado, y debido a esos compuestos inflamatorios, reaccione produciendo reactivos de fase aguda como la proteína C reactiva.
Los estudios que presentan una mayor robustez son aquellos que relacionan la enfermedad periodontal con las enfermedades cardiovasculares, con la diabetes y con los efectos adversos sobre el embarazo, concretamente con el parto pretérmino y el bajo peso al nacer.