Los cigarrillos electrónicos son dispositivos que permiten la inhalación de aerosoles. Generalmente, están formados por una batería, una fuente de calor, un depósito y una boquilla. Al inhalar por la boquilla, se calienta el líquido del depósito y lo convierte en aerosol, que pasa a ser inhalado por el usuario. El aerosol contiene nicotina, que puede causar adicción, propilengicol y/o glicerina, que pueden favorecer la irritación de las vías respiratorias, y otras sustancias nocivas (p.ej., compuestos químicos volátiles, saborizantes, formaldehído). De este modo, aunque los cigarrillos electrónicos se perciben como una alternativa más segura al tabaco, no están exentos de riesgos para la salud1–3.
Varios estudios han mostrado una asociación entre el uso de los cigarrillos electrónicos y las enfermedades periodontales4–6. Sin embargo, dado que la mayoría de los usuarios de cigarrillos electrónicos son exfumadores o fumadores, el análisis de la relación entre el empleo de cigarrillos electrónicos y la aparición de ciertas enfermedades plantea un importante reto: el de separar el efecto de los cigarrillos electrónicos del de los cigarrillos convencionales. Por este motivo, el grupo de investigación de AlQobaly et al. diseñó un estudio transversal para evaluar la relación entre el uso de cigarrillos electrónicos y las enfermedades periodontales, así como la posible influencia del tabaquismo en esta asociación7.
Los investigadores partieron de los datos de las encuestas National Health and Nutrition Survey (NHANES) de los años 2015-2016 y 2017-2018. La presencia de enfermedad periodontal se valoró mediante las respuestas a las preguntas “¿Cree que podría tener enfermedad periodontal?” y “¿Alguna vez le ha dicho un profesional de la salud dental que ha perdido hueso alrededor de algún diente?”, previamente validadas. Las encuestas NHANES también permitieron conocer el uso de cigarrillos electrónicos y el consumo de tabaco de los participantes, de modo que estos se clasificaron en no usuarios, exusuarios y usuarios de cigarrillos electrónicos, y en no fumadores, exfumadores y fumadores de cigarrillos convencionales. Además, se recogieron otras variables como la edad, el género, el nivel educativo, la etnia, el índice de pobreza, la presencia de diabetes y la frecuencia de visitas a la consulta dental.
Para el estudio, se incluyeron los datos de 8129 participantes, cuya edad media era de 53.2 años. De ellos, un 19.5% había respondido que podía tener enfermedad periodontal y, un 16.7%, que presentaban pérdida ósea. En comparación con el grupo de participantes que no creían tener enfermedad periodontal, el grupo que sospechaba tener enfermedad periodontal presentó un mayor porcentaje de individuos con un nivel educativo bajo y diabetes, así como de fumadores y exfumadores. También mostró un mayor índice de pobreza y unos porcentajes mayores de exusuarios y usuarios de cigarrillos electrónicos.
Respecto a la asociación entre el uso de cigarrillos electrónicos y la salud periodontal, el riesgo de enfermedad periodontal en exusuarios de cigarrillos electrónicos resultó ser un 43% mayor que en los no usuarios. Por otra parte, el riesgo de pérdida ósea fue un 80% mayor en los usuarios de cigarrillos electrónicos que en los no usuarios. Sin embargo, al analizar estas asociaciones en función del hábito tabáquico de los participantes, se observó que, en los grupos de no fumadores y exfumadores, no había relación entre el empleo de cigarrillos electrónicos y la enfermedad periodontal o la pérdida ósea. En cambio, en el grupo de fumadores, el riesgo de enfermedad periodontal aumentó un 105% entre los usuarios de cigarrillos electrónicos y un 65% entre los exusuarios, en comparación con los no usuarios. De forma similar, en el grupo de fumadores, el riesgo de pérdida ósea se incrementó un 141% entre los usuarios de cigarrillos electrónicos respecto a los no usuarios.
En definitiva, este estudio mostró la existencia de asociaciones entre el empleo de cigarrillos electrónicos y la presencia de enfermedad periodontal y pérdida ósea. No obstante, la explicación a estas asociaciones podría residir en el hábito tabáquico de los individuos.