La terapia periodontal activa es un tratamiento estándar que se aplica en los pacientes con periodontitis. Se basa en una serie de indicaciones para la higiene bucal junto con la retirada mecánica del biofilm dental y el cálculo, aunque también puede acompañarse de terapia con antibióticos y/o cirugía. Este tratamiento permite prevenir futuros episodios de periodontitis, disminuir la inflamación de las encías, reducir las bolsas periodontales y recuperar el nivel de inserción clínica, previniendo la pérdida de dientes1.
Sin embargo, el estado de la salud oral evaluado por los profesionales de la salud dental con los exámenes habituales no siempre coincide con la percepción de la salud bucal que tienen los pacientes, y hay estudios que indican que los resultados percibidos por el paciente son importantes para el éxito del tratamiento periodontal1,2. De hecho, un estudio reciente realizado en el Reino Unido mostró que los resultados percibidos como negativos por parte de los pacientes en cuanto al dolor, estética y restricciones dietéticas se relacionaban con una peor salud periodontal en términos de profundidad de las bolsas periodontales, pérdida de masa alveolar y sangrado al sondaje3.
De este modo, es importante utilizar criterios de valoración que permitan medir aquellos resultados del tratamiento periodontal que sean relevantes para los pacientes.
Una revisión reciente analizó la relación entre las medidas periodontales más habituales registradas tras la terapia periodontal activa y los resultados percibidos por los pacientes en referencia a:
Los parámetros periodontales que consideraron en el estudio fueron la proporción de bolsas periodontales poco profundas (≤ 4 mm), la profundidad de sondaje residual (≥ 5 mm), el cambio en la profundidad de sondaje, el cambio en el nivel de inserción clínica y el sangrado al sondaje1.
Los resultados de este estudio respecto a la estabilidad del nivel de inserción clínica mostraron que los pacientes con una baja proporción de bolsas periodontales profundas tras la terapia periodontal eran más propensos a tener estabilidad del nivel de inserción clínica. Además, se observó que la presencia de bolsas periodontales profundas (≥ 6 mm) era un factor de riesgo de progresión de la enfermedad periodontal. En cambio, no se vio relación entre la estabilidad del nivel de inserción clínica y el sangrado al sondaje. En cuanto a la supervivencia dental, el trabajo mostró que las bolsas periodontales profundas (≥ 6 mm) y un sangrado al sondaje ≥ 30% aumentaban el riesgo de perder dientes. Por último, en referencia a la necesidad de repetir el tratamiento o la calidad de vida relacionada con la salud oral, lamentablemente, los autores no encontraron estudios que permitieran analizar su relación con los parámetros periodontales mencionados anteriormente1.
En definitiva, según los resultados de esta revisión, la terapia periodontal activa debería tener como objetivo reducir la proporción de bolsas periodontales profundas con sangrado y conseguir resultados percibidos como positivos por parte de los pacientes. Asimismo, pone de manifiesto la conveniencia de tener en cuenta resultados tangibles para los pacientes (supervivencia de los dientes, necesidad de repetir el tratamiento, dolor, funcionalidad de los dientes, apariencia estética, calidad de vida…) a la hora de definir los criterios de valoración de las guías de práctica clínica para la terapia periodontal1.