Los cigarrillos electrónicos forman aerosoles a partir de un líquido que normalmente contiene nicotina, propilenglicol, glicerol y aromas que, posteriormente, son inhalados por el usuario. Debido a la ausencia o baja proporción de productos de combustión nocivos, suelen percibirse y promocionarse como una alternativa más segura a los cigarrillos convencionales. Sin embargo, los cigarrillos electrónicos también dan lugar a compuestos tóxicos, algunos de los cuales son comunes a los que producen los cigarrillos convencionales.
Fumar tabaco es un factor de riesgo de la periodontitis, ya que provoca una alteración del microbioma oral, favorece una respuesta inflamatoria, inhibe el sistema inmunitario y facilita la pérdida ósea. En cambio, los efectos de los cigarrillos electrónicos sobre el microbioma oral no están bien estudiados. Por eso, los autores de este trabajo decidieron llevar a cabo un estudio clínico longitudinal que permitiera investigar los efectos adversos de los cigarrillos electrónicos en la salud periodontal durante seis meses.
El estudio incluyó 84 individuos con periodontitis leve, moderada o grave según los criterios de los CDC (Centers for Disease Control and Prevention) en colaboración con la American Academy of Periodontology. De estos, 27 eran fumadores de cigarrillos convencionales (FC); 28, fumadores de cigarrillos electrónicos (FE), y 29, no fumadores (NF). Todos los participantes acudieron a dos visitas —una, al inicio del estudio, y otra, a los seis meses— en las que se les realizó un examen periodontal y se recogieron muestras de biofilm subgingival.
El grupo de FC estaba formado mayoritariamente por individuos con periodontitis grave, tanto al inicio como a los seis meses. En cambio, el grupo de NF estaba constituido principalmente por pacientes con periodontitis moderada en las dos visitas. Finalmente, en la cohorte de FE, el porcentaje de pacientes con periodontitis grave era mayor que en el grupo de NF, pero menor que en el de FC, tanto al inicio como a los seis meses de estudio.
En cuanto a la riqueza o diversidad del microbioma subgingival, los tres grupos de participantes mostraron un aumento a lo largo de los seis meses. No obstante, cada grupo presentaba una comunidad microbiana distinta a la del resto. A este respecto, se detectaron 3279 secuencias de DNA específicas distintas—denominadas variantes de secuencia de amplicón (ASV, del inglés amplicon sequence variant)— en la microbiota de todos los participantes del estudio. El 21.7% de estas secuencias era común en los tres grupos de pacientes. Además, los grupos FC y los FE también compartían entre ellos un 7.3% de las secuencias y, los grupos NF y los FE, un 7.6%. En cambio, el porcentaje de secuencias compartidas entre los grupos FC y NF era menor (5.0%).
Por otra parte, la agrupación jerárquica de los 20 géneros más abundantes en los microbiomas de los participantes mostró que los géneros Streptococcus, Alloprevotella, Lautropia, Treponema, Haemophilus, Porphyromonas, Dialister y Neisseria se agrupaban entre sí y presentaban una abundancia relativa mayor en NF que en FC y FE. En cambio, los géneros Fusobacterium, Rothia, Leptotrichia, Saccharibacteria, Selenomonas, Campylobacter, Prevotella, Actinomyces y Corynebacterium también se agrupaban entre ellos, pero presentaban una abundancia relativa mayor en los FE que en los NF; asimismo, algunos de estos géneros también se encontraban en los FC, en distintos patrones de abundancia relativa. Por último, los géneros Capnocytophaga y Veillonella se agrupaban entre sí y eran más abundantes en los FC que en los FE y los NF.
En resumen, los resultados del estudio mostraron que el microbioma subgingival de los FE era único y presentaba similitudes tanto con el microbioma de los FC como con el de los NF, si bien se asemejaba más al de los FC. Por eso, los autores apuntaban que los cigarrillos electrónicos podrían promover un microbioma subgingival más “sano” que el de los FC, aunque no tanto como el de los NF.
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