La tiroides es una glándula endocrina que participa en procesos fundamentales del organismo, como el metabolismo, el crecimiento y el desarrollo1,2. Se sitúa en la parte anterior del cuello, alrededor de la tráquea, y está formada por un gran número de folículos que almacenan hormonas en pequeñas gotículas2. Las hormonas que produce la tiroides son la triyodotironina (T3), la tetrayodotironona (T4) y la calcitonina. No obstante, solo la T3 y la T4 se consideran propiamente hormonas tiroideas2.
Cuando la tiroides funciona correctamente, libera una cantidad determinada de T3 y T4 para que la tasa metabólica del organismo sea la adecuada. Sin embargo, para producir la cantidad de hormonas necesaria, la tiroides requiere del buen funcionamiento de otra glándula endocrina, la hipófisis. La hipófisis, situada en la base del cerebro, detecta la concentración de hormonas tiroideas en la sangre y la ajusta liberando hormona estimulante de la tiroides (TSH) en mayor o menor cantidad. Como su nombre indica, la TSH estimula la producción de T3 y T4 en la tiroides1,3.
Las principales alteraciones tiroideas son el hipertiroidismo, caracterizado por un exceso de hormonas tiroideas, y el hipotiroidismo, que se produce por una falta de estas. Algunos síntomas destacados del hipertiroidismo son la ansiedad, irritabilidad, problemas para dormir, pérdida de peso o debilidad muscular. En caso del hipotiroidismo, suele cursar con fatiga, pérdida de peso, periodos menstruales abundantes y frecuentes o voz ronca1. Además, estas patologías pueden derivar en otros problemas de salud, como por ejemplo problemas cardíacos, osteoporosis y problemas de visión, en el caso del hipertiroidismo, o bocio, problemas cardiacos, depresión, neuropatía periférica e infertilidad, en el caso del hipotiroidismo4,5.
Las hormonas tiroideas ejercen un papel protector frente al estrés oxidativo y la inflamación6. Dado que se considera que la periodontitis se asocia a distintas patologías sistémicas a través de la inflamación y el estrés oxidativo, entre otros factores, algunos estudios han investigado el posible vínculo entre la periodontitis y la disfunción tiroidea. Sin embargo, la mayoría de ellos son retrospectivos, incluyen un número de pacientes limitado o se han realizado en animales7. Por esta razón, un grupo de investigación coreano planteó un estudio poblacional con el objetivo de analizar la posible asociación entre la periodontitis y la alteración de la función tiroidea8.
El estudio se realizó a partir de los datos de la encuesta del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Corea, llevada a cabo entre 2013 y 2015. Los participantes seleccionados fueron aquellos con datos sobre la función tiroidea y el índice periodontal comunitario (IPC), definiendo la periodontitis como un IPC ≥3. De este modo, el estudio incluyó un total de 5468 individuos, 1423 de los cuales presentaban periodontitis. Todos ellos fueron clasificados en tres grupos según los terciles de las concentraciones de TSH: 2.83 mUI/L (tercer tercil).
El análisis de la prevalencia de la periodontitis mostró que esta variaba en función del tercil de TSH. Así, un 26.5% de los individuos del primer tercil presentaban periodontitis, mientras que en el segundo y tercer tercil estos porcentajes disminuían hasta el 23.1% y el 20.9%, respectivamente. Además, tras ajustar por las variables potencialmente confusoras (edad, sexo, índice de masa corporal, tabaquismo, consumo de alcohol, etc.), la probabilidad de periodontitis era un 36% mayor en los individuos del primer tercil respecto a los del tercer tercil; es decir, los niveles de TSH se asociaban de forma independiente a la periodontitis. Según los investigadores, la explicación a estas observaciones podría residir en el aumento del estrés oxidativo que provocan las alteraciones tiroideas como el hipotiroidismo o el hipertiroidismo, ya que es una de las principales causas de la progresión del daño tisular que ocurre en la periodontitis.
En conclusión, este estudio demostró que los niveles bajos de TSH se asociaban con una mayor probabilidad de periodontitis. Por este motivo, los autores apuntaban la importancia de examinar la salud periodontal en aquellos pacientes con alteración de la función tiroidea.