La hiperplasia benigna de próstata (HBP) es una patología inflamatoria caracterizada por un agrandamiento de la glándula prostática. En este post, trataremos su posible relación con la enfermedad periodontal teniendo en cuenta la evidencia científica disponible.
La HBP es una afección masculina que cursa con el crecimiento benigno del tejido prostático y puede provocar síntomas molestos, como la necesidad de orinar frecuentemente, la dificultad para comenzar del tracto urinario inferior o la obstrucción de la salida de la vejiga1,2. Su prevalencia es elevada y aumenta con la edad; se estima que afecta al 50-60% de los hombres de 60-69 años, aumentando hasta el 80-90% en aquellos de más de 70 años1.
Existen varias opciones para el manejo de la HBP, desde la observación hasta la intervención quirúrgica. Dado que los tratamientos más conservadores se asocian a una menor morbilidad y a unos costes sanitarios más bajos, es importante identificar a las personas con mayor riesgo de progresión de la enfermedad y distinguirlas de aquellas que pueden beneficiarse de un manejo más conservador. Los factores de riesgo que afectan al desarrollo de la HBP incluyen la edad, los antecedentes familiares, la genética o la obesidad1. Algunos de ellos también son factores de riesgo de la enfermedad periodontal; por este motivo, Wu et al. analizaron la posible relación entre ambas patologías.
El grupo de investigación de Wu et al. seleccionó los datos de 2171 varones a quienes la Universidad de Henan (China) había realizado un examen de salud que incluía una revisión periodontal y un examen de próstata en 2017. De todos los participantes, 516 presentaban HBP (grupo HBP) y 1655 no (grupo control). Además, 1405 participantes tenían alguna enfermedad periodontal, definida mediante el índice periodontal comunitario (IPC; valores entre 1 y 4)3.
Tras ajustar por todas las variables con diferencias estadísticamente significativas entre los grupos HBP y control (edad, presión arterial, índice de masa corporal, velocidad de sedimentación globular y niveles de glucosa en ayunas, triglicéridos, ácido úrico y creatinina), los análisis de regresión mostraron que la enfermedad periodontal (IPC entre 1 y 4) se asociaba con un riesgo 1.7 veces mayor de desarrollar HBP y, la periodontitis (definida como un IPC de 3-4), con un riesgo 4.2 veces mayor. Asimismo, los subanálisis en función del volumen prostático revelaron que, en pacientes con una próstata >60 g, la enfermedad periodontal y la periodontitis se asociaban con un aumento del riesgo de BPH de 2.2 y 8.4 veces, respectivamente.
Varios estudios han identificado patógenos periodontales fuera de la cavidad oral de individuos con patologías relacionadas con la periodontitis, como por ejemplo en el líquido sinovial de pacientes con artritis reumatoide o en la placa de ateroma de pacientes con aterosclerosis4,5. Por este motivo, Estemalik et al. analizaron la presencia de DNA de Porphyromonas gingivalis, Prevotella intermedia o Treponema denticola en muestras de placa subgingival y fluido prostático de 10 pacientes con HBP. Los autores observaron que, de los 10 pacientes, 9 presentaban al menos uno de los patógenos periodontales en las secreciones prostáticas6. Un posible mecanismo que podría explicar el papel de la microbiota oral en las enfermedades de la próstata como la HBP es su diseminación a través del torrente sanguíneo hasta la próstata, donde provocarían daño tisular. Asimismo, los patógenos orales podrían inducir inflamación prostática a través de la diseminación de citocinas proinflamatorias7.
De este modo, los resultados de los estudios mencionados respaldan la importancia de la salud bucal en la salud general y prostática. A este respecto, el uso de colutorios con la combinación clorhexidina - cloruro de cetilpiridinio es una excelente medida adyuvante en el tratamiento y mantenimiento de las enfermedades periodontales, ya que ambos antisépticos actúan de forma sinérgica y controlan eficazmente el crecimiento de los microorganismos del biofilm dental8,9.