Los macronutrientes (hidratos de carbono, proteínas y lípidos) pueden ejercer diferentes efectos sobre la salud periodontal en función de su naturaleza. Así, en el caso de los hidratos de carbono, un consumo excesivo de azúcares puede alterar la microbiota oral y aumentar un estado inflamatorio sistémico, favoreciendo la aparición de enfermedades periodontales, además de un mayor riesgo de caries. En cambio, los polialcoholes como el xilitol, que no se metabolizan por la mayoría de las bacterias de la cavidad oral, han demostrado un efecto protector frente a estas enfermedades. La fibra también tiene un papel preventivo, probablemente debido a que ayuda a mejorar el control glucémico, que es un factor de riesgo de la periodontitis. Respecto a los lípidos, los ácidos grasos poliinsaturados como los omega-3 tienen un efecto positivo sobre la salud periodontal, al contrario que los ácidos grasos saturados. Por otra parte, también se ha observado que una relación de ácidos grasos omega-6/omega-3 elevada en la dieta favorece las enfermedades periodontales1.
Los micronutrientes como las vitaminas, los minerales y los elementos traza (oligoelementos) no tienen valor energético, pero son esenciales para las reacciones químicas de nuestro organismo. Algunos de ellos también desempeñan un papel importante en la salud periodontal. Por ejemplo, el déficit de vitamina A se ha relacionado con las enfermedades periodontales. Además, el aumento de consumo de betacaroteno –precursor de la vitamina A– se ha asociado a una reducción del número de sitios con una profundidad al sondaje > 3 mm tras recibir tratamiento de raspado y alisado radicular. La influencia de las vitaminas del complejo B en la salud periodontal ha sido poco estudiada. Sin embargo, el aumento de los niveles séricos de la vitamina B12 también se ha relacionado con una disminución de los parámetros clínicos de la enfermedad periodontal (profundidad de bolsa al sondaje, pérdida de inserción clínica, pérdida dental). Respecto a la vitamina C, varios trabajos indican que su déficit tiene un impacto negativo en la salud periodontal. En cambio, no está claro el vínculo entre las enfermedades periodontales y las vitaminas D y E; algunos estudios han observado que los niveles de estas vitaminas se relacionan de forma inversa con la salud periodontal, pero otros no han hallado ninguna asociación1.
En cuanto a los minerales, varios autores han concluido que una dieta pobre en calcio se asocia con las enfermedades periodontales. Asimismo, un estudio reciente ha descrito una asociación entre una ingesta de calcio > 585 mg/día y una menor prevalencia de estas enfermedades. Respecto al magnesio, hierro y zinc, es necesario disponer de más información para extraer conclusiones, aunque algunos trabajos también sugieren que su déficit podría tener un efecto perjudicial en la salud periodontal1.
Por último, los polifenoles –compuestos con actividad antioxidante y antiinflamatoria– han mostrado un efecto positivo tanto en la prevención como en el tratamiento de las enfermedades periodontales1.
En resumen, la nutrición es un componente esencial para la salud periodontal. Para prevenir el desarrollo de enfermedades periodontales, la dieta debería ser baja en azúcares y grasas saturadas, pero rica en fibras, ácidos grasos poliinsaturados, vitaminas A y C, calcio y polifenoles. Sin embargo, cabe destacar que el vínculo entre la nutrición y la salud periodontal es bidireccional, puesto que las enfermedades periodontales pueden provocar la pérdida dental, alterando la función masticatoria y, por tanto, los hábitos alimentarios y la salud del paciente1. En este sentido, es importante que los pacientes con periodontitis reciban un tratamiento periodontal adecuado, que puede ir acompañado de medidas adyuvantes. Entre ellas, destacan los enjuagues bucales con la combinación sinérgica de clorhexidina y cloruro de cetilpiridinio, que proporcionan una alta actividad antiséptica para controlar el biofilm oral2,3.