Se considera que la periodontitis es una enfermedad crónica compleja con múltiples causas, cuyo desarrollo se basa en una alteración de la función inmunitaria en la respuesta del huésped al biofilm dental. Cuando esta respuesta es normal, se mantiene el equilibrio de la simbiosis entre el huésped y la microbiota del biofilm dental. Sin embargo, si la respuesta se altera, este equilibrio se rompe, conduciendo a la inflamación y la subsiguiente destrucción del tejido periodontal1.
Además, la inflamación periodontal que ocurre tras una respuesta anómala favorece la disbiosis del biofilm dental, de modo que algunos microorganismos comensales (simbiontes) pasan a ser potencialmente patógenos (patobiontes). Paralelamente, el sobrecrecimiento de los patobiontes puede empeorar la respuesta inflamatoria del huésped, de modo que se produce un círculo vicioso en el que la disbiosis y la inflamación se refuerzan entre sí1.
El desequilibrio de la función inmunitaria que da lugar a la periodontitis se produce por la suma de varios factores causales, que podemos agrupar en1:
Estos cinco componentes contribuyen por igual a la aparición de la periodontitis, aunque la contribución relativa de cada uno de ellos puede variar entre individuos. En general, se cree que la composición del biofilm tiene un peso importante en los pacientes mayores —posiblemente por el aumento de la inflamación con la edad, un estilo de vida poco favorable y la presencia de otras patologías inflamatorias— mientras que, en los pacientes jóvenes con periodontitis, los factores genéticos tendrían una mayor relevancia1.
De forma similar a otras enfermedades crónicas complejas, existen muchas variantes genéticas implicadas en la periodontitis; por eso se considera una enfermedad poligénica. De hecho, se han identificado variantes genéticas en al menos 65 genes que podrían estar relacionadas con la periodontitis. Además, a este respecto, cabe destacar la existencia de pleiotropia entre la periodontitis y las enfermedades cardiovasculares; es decir, algunas variantes genéticas se han relacionado tanto con la periodontitis como con las enfermedades cardiovasculares. De este modo, sería posible que una misma base genética diera lugar a respuestas inflamatorias alteradas que favorecerían la patogénesis de ambas enfermedades1.
Por otra parte, también se han identificado algunos genes con un papel importante en la respuesta inmunitaria, cuyo silenciamiento o bloqueo favorece la proliferación del biofilm y la infección que tienen lugar en la enfermedad periodontal1.
Por último, las modificaciones epigenéticas, que afectan a los niveles de expresión génica, también pueden alterar la respuesta del huésped. Algunos estudios sugieren que el tabaquismo, los procesos inflamatorios en los tejidos periodontales y la composición del biofilm pueden producir modificaciones epigenéticas con consecuencias a nivel funcional (por ejemplo, un aumento de la expresión de genes con un efecto proinflamatorio)1.
Resumiendo, la periodontitis es una enfermedad inflamatoria causada por varios factores que interactúan entre sí y determinan la respuesta inmunitaria del huésped frente al biofilm dental y la presencia de una reacción inflamatoria. Uno de estos factores es la genética, que desempeña un papel importante en la respuesta inmunitaria y el desarrollo de la enfermedad periodontal.