La depresión actualmente afecta a aproximadamente 280 millones de personas, lo cual equivale a un 3.8% de la población mundial. Este trastorno puede ocasionar problemas en cualquier aspecto de la vida, incluyendo los ámbitos académico y laboral y las relaciones interpersonales1.
Las causas de la depresión no se conocen con exactitud, pero se cree que se origina a partir de varios factores sociales, psicológicos y biológicos1–3. Así, la depresión se diagnostica más a menudo en mujeres, en adultos y en personas que han sufrido experiencias adversas (p. ej., desempleo, pérdida de seres queridos, eventos traumáticos)2. Otros factores de riesgo de la depresión incluyen: ciertos rasgos de la personalidad (p.ej., baja autoestima, excesivo pesimismo); antecedentes familiares de depresión, trastorno bipolar o suicidio; antecedentes personales de otros trastornos mentales (trastorno de ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria, trastorno de estrés postraumático, etc.); abuso de alcohol o sustancias ilegales, y consumo de determinados medicamentos4.
La depresión guarda una relación estrecha con la salud global: por un lado, varios factores de riesgo de la depresión (p. ej., sedentarismo, consumo excesivo de ) son también factores de riesgo de otras enfermedades (afecciones cardiovasculares y respiratorias, ciertos tipos de cáncer, diabetes, etc.). Por otro lado, las personas con estas enfermedades pueden sufrir depresión debido a las dificultades asociadas al manejo de la enfermedad2.
La depresión también se ha asociado a la salud bucodental, ya que aumenta la probabilidad de caries y pérdida dental5. Asimismo, en pacientes con periodontitis crónica y agresiva, se observó que una mayor pérdida dental se asociaba a una mayor gravedad de la depresión6. Dada la escasa evidencia sobre la asociación entre la periodontitis y la depresión en Alemania, Walther et al. decidieron llevar a cabo un estudio poblacional para investigar la relación entre la periodontitis y la gravedad de la depresión en la población alemana7.
Los investigadores partieron de la población del estudio Hamburg City Health Study, seleccionando aquellos individuos a quienes se había realizado un examen dental completo y una evaluación de la presencia y gravedad de la depresión conforme al cuestionario PHQ-9 (9-item Patient Health Questionnaire). Los participantes se clasificaron según la gravedad de la periodontitis en los siguientes grupos: 1) sin periodontitis o periodontitis leve, 2) periodontitis moderada y 3) periodontitis grave. Asimismo, la gravedad de la depresión se utilizó para agrupar a los participantes en cinco categorías: 1) ninguna, 2) mínima, 3) leve, 4) moderada y 5) grave. También se registraron los niveles de los biomarcadores de inflamación interleucina 6 (IL-6) y proteína C reactiva ultrasensible (PCRus) y otras variables, que incluían la edad, el sexo, el nivel educativo, el índice de masa corporal (IMC), el hábito tabáquico, la presencia de diabetes y la toma de antidepresivos.
El estudio incluyó un total de 5591 participantes: 1310 sin periodontitis o con periodontitis leve, 3239 con periodontitis moderada y 1042 con periodontitis grave. Con relación a la presencia y gravedad de la depresión, 1100 participantes no tenían depresión, y 2886, 1280, 254 y 71 tenían depresión mínima, leve, moderada y grave, respectivamente.
Respecto al grupo de participantes sin periodontitis o con periodontitis leve, el grupo de participantes con periodontitis grave presentó un mayor porcentaje de varones, más factores de riesgo cardiovascular (IMC elevado, tabaquismo y diabetes) y niveles más elevados de marcadores inflamatorios. Por otra parte, la proporción de mujeres fue mayor entre los participantes con depresión grave respecto a los participantes sin depresión. En cuanto a la edad, esta aumentó de forma progresiva con la gravedad de la periodontitis, pero disminuyó con la gravedad de la depresión.
Los análisis revelaron una relación entre la periodontitis grave y la gravedad de la depresión al incluir el término de interacción para periodontitis * edad, incluso tras ajustar por edad, sexo, nivel educativo, diabetes, hábito tabáquico y toma de antidepresivos. Por otra parte, mostraron asociaciones positivas entre los niveles de IL-6 y PCRus y la gravedad tanto de la depresión como de la periodontitis.
Por lo tanto, el estudio de Walther et al. mostró una asociación entre la periodontitis grave y la gravedad de la depresión. Entre las posibles explicaciones a esta observación, los autores mencionaban que la periodontitis podía aumentar la gravedad de la depresión mediante efectos psicológicos (p.ej., la periodontitis se relaciona con halitosis, que a menudo conduce a sentimientos de vergüenza) o a través de un aumento de moléculas inflamatorias a nivel sistémico. Asimismo, apuntaban que la depresión podía aumentar el riesgo de periodontitis, ya que este trastorno mental se asocia a una dieta poco saludable y una higiene bucodental deficiente.