La migraña es un trastorno neurológico caracterizado por episodios de dolor de cabeza que suelen durar entre 4 y 72 horas. Generalmente, el dolor de cabeza es moderado o grave y se presenta de forma unilateral y pulsátil o palpitante. También puede acompañarse de otros síntomas, que incluyen: náuseas, vómitos, sudoración, pérdida del apetito, fatiga y sensibilidad a la luz y/o al sonido1,2.
La patogénesis de la migraña no se conoce con exactitud. No obstante, se cree que la inflamación neurogénica a través de la vía trigeminal está involucrada, ya que promueve la liberación de mediadores proinflamatorios que pueden acabar desencadenando el dolor de cabeza1.
La inflamación también es un componente fundamental en la periodontitis. No solo afecta a los tejidos del periodonto; la periodontitis también provoca un aumento de la inflamación sistémica, que parece ser el vínculo entre esta enfermedad y otras patologías, como las enfermedades cardiovasculares, diabetes o la enfermedad de Alzheimer3.
Dada la implicación de la inflamación tanto en la migraña como en la periodontitis, se ha investigado la existencia de una posible asociación entre ambas patologías. Por ejemplo, en 2019, un grupo de investigación español mostró que la prevalencia de la periodontitis crónica era mayor en pacientes con migraña crónica respecto a los individuos que no sufrían migraña4. Más recientemente, un grupo de investigación de Taiwán ha examinado la relación entre la periodontitis crónica y la migraña, esta vez mediante un estudio poblacional y longitudinal. Concretamente, analizaron el riesgo de sufrir migraña de los pacientes con periodontitis crónica5.
Este estudio longitudinal se realizó partiendo de la base de datos del sistema nacional de salud taiwanés. Se seleccionaron aquellos pacientes recién diagnosticados de periodontitis crónica entre el año 2001 y el 2012 (grupo periodontitis) y el mismo número de individuos no diagnosticados de periodontitis crónica en el periodo 2000 - 2013, apareados por edad y género (grupo control)5.
Se hizo un seguimiento de los pacientes de ambos grupos hasta que fueron diagnosticados de migraña o hasta el fin del año 2013. También se analizó la presencia de ciertas comorbilidades al inicio del estudio, como hipertensión, hiperlipidemia, diabetes, asma, enfermedad arterial coronaria, accidente cerebrovascular, trastorno relacionado con el alcohol, ansiedad, depresión, psoriasis, obesidad e insomnio.
En total, participaron 68,282 individuos con periodontitis y otros 68,282 sin periodontitis. Entre grupos, no se hallaron diferencias de edad, género, nivel económico o comorbilidades. A lo largo del estudio, se diagnosticó migraña en 641 y 785 pacientes de los grupos control y periodontitis, respectivamente. Además, se observó que los pacientes con periodontitis crónica tenían un riesgo 21% mayor de ser diagnosticados con migraña respecto a los controles. También se reportó que el riesgo de sufrir migraña era mayor en mujeres, así como en personas con diagnóstico de hiperlipidemia, accidente cerebrovascular, ansiedad o insomnio al inicio del estudio.
En resumen, este estudio poblacional mostró que los pacientes con diagnóstico de periodontitis crónica tienen mayor riesgo de desarrollar migraña que los individuos que no tienen esta enfermedad periodontal. Además, este trabajo nuevamente pone de manifiesto la importancia de mantener una buena salud periodontal para gozar de una buena salud general. En aquellos pacientes con enfermedades periodontales, el empleo de enjuagues bucales formulados con clorhexidina y cloruro de cetilpiridinio son un adyuvante excelente en el tratamiento y el mantenimiento de estas patologías, ya que ambos antisépticos actúan de forma sinérgica y controlan el biofilm dental de forma eficaz6,7.